El 10 de octubre, como hace 12 años atrás, Júpiter, el grande del Cielo, llegó a la Constelación Escorpiana y se quedará allí hasta el 8 de noviembre de 2018.
Momentos de enormes aprendizajes se acercan. Renacimiento se aproxima. Repasemos juntos de que se tratan estas dos energías juntas.
Júpiter es regente de Sagitario. Energía que aparece en el Zodiaco inmediatamente después que Escorpio y que sintetiza, por dar sentido, el drama y la tensión que Escorpio nos propone.
Para la mitología griega él es Zeus, dios supremo y abundante.
Profundicemos. Júpiter simboliza también la energía guía y representa al maestro. Es aquella vibración que en la experiencia nos muestra un camino de verdad ligado al sentido de la vida, al propósito de nuestra encarnada experiencia.
Júpiter es energía que nos toma de la mano cuando estamos perdidos y que se retira para dejarnos encontrar la maestría que vive en nosotros.
Júpiter es el arquetipo de Dios. Muchas veces miramos a Dios como algo externo y con actitudes adolescentes e inmaduras pedimos creyendo que el provee o quita, sin hacernos responsables de nuestro propio camino y decisiones.
El Maestro Jupiteriano no es padre, y menos es Luna. No da todo lo que queremos, ni nos cuida siempre. Muestra un camino. Propone una forma para que podamos aprender aquello que es indecible pero que vive en nosotros, para que despertemos nuestra propia capacidad maestra. Y en eso nos rescata. Solo cuando es necesario. Para que encontrando nuestra propia luz, para que seamos faroles de otros en el camino al propio corazón que late con la fuerza del fuego de propósito vital y trascendido.
Júpiter es confianza de aquella que encuentra el sentido por tener visión amplia y abarcadora. No por negar y recortar realidades. Jupiter es un río que no teme entregarse al mar (Neptuno) porque sabe y confía que es el la fuente total y profunda a donde todo y todos retornaremos. Esa entrega nones mera resignación, nones pasiva estrategia, es acción vitalmente activa por que sostiene a otros mientras hace lo propio. Júpiter se entrega a la fuente y en ese proceso se suelta, se descubre fuente y sostiene en ese despertarse a otros. Sin forzar. Sin evitar. Sin evadir. ENTREGÁNDOSE.
Si, Júpiter es más que la idea de Papa Noel benefactor que tenemos y que tal vez deseemos. Júpiter es aprendizaje siempre.
Bien sabemos que Escorpio es el lugar del Zodiaco donde aparece lo negado. Sabemos que muchos resolvemos aquello sombrío que nos habita luchando a capa y espada contra monstruos negando que es con nuestro propia aspecto sombrío con quien batallamos. La eterna lucha del bien contra el mal librada fuera. Pura perdida de energía e incomprensión de aquello que lo escorpiano posibilita. Intentamos resolver afuera por no animarnos a mirar adentro.
Escorpio es más. Escorpio es la sabiduría de hacer empatía con aquello que es doliente, es ver la luz en la mayor oscuridad. Es reconocer el precioso fruto que solo crece de noche. Es sanar por sabernos parte del otro. Escorpio jamás se trató de denunciar aquello que otros esconden, ni de esperar el mejor momento de actuar con aquella poderosa información. Escorpio siempre se trato de trasmutar. Escorpio es LIBERACIÓN. De buscar en lo profundo aquello que necesita la luz para cambiar. Para volver a nacer, para liberarse.
Escorpio es Fénix animal mitológico que sabe cuando arder para volver a ser y que cura con las lágrimas producto maravilloso de poderosa empatía.
Júpiter es águila que sobrevuela potente con una mirada capaz de ver el todo. Representa la fuerza, la agudeza y la calma que jamás pierde la conexión entre el todo y la parte.
Que bajemos a nuestro fondo psíquico muñidos de amor por nuestra oscura vulnerabilidad. Que podamos no perdernos en batallas sin sentido que solo harán surgir más y más cabezas monstruosas. Que podamos tomar una a una las partes que piden ser miradas para ser ILUMINADAS.
Iluminarnos, trascendernos necesita tarea previa de valiente observación y posterior transformación. Animémonos a cambiar el corazón. Reconozcámonos. Que es el precioso momento de buscar dentro lo sagrado que anhelamos.
Que la vulnerabilidad se convierta en fortaleza amorosa por dejar de negarla. Que la oscuridad se trasforme en luz por la valentía de la aceptación y la fuerza del cambio.
Que sea con amor y que sea dentro nuestro. Que sepamos siempre que el maestro que nos guía es gota de un océano donde todos pertenecemos y somos parte. Confiemos y que tengamos viaje bueno.