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El 19 de octubre pasado se produjo la Luna Nueva en Libra en oposición Urano y conjunción a Mercurio y Júpiter en Escorpio.
La Luna Nueva marca el tiempo de inicio de un nuevo ciclo emocional. Es tiempo de intencionar aquello que queremos hacer nacer en temas vinculares.
Vale la pena tomarnos un instante para no confundir intención con deseo. La intención es algo que nos amplifica y expande, ligada al propósito. El deseo es efímero y de raíz egoica.
Al igual que la Luna, que por un tiempo no tomó la Luz del Sol, nosotros hemos permanecido en penumbras como semillas recién sembradas. Tal vez nos hemos sentido a oscuras, dentro de la tierra, pero intentemos reconocer la potencia y el anhelo de aquello que esta preparado para hacer el valiente acto de emerger desde dentro de nosotros.
Libra es aquella energía que percibe al otro, que entiende al ser como una experiencia vincular. Que sabe que necesitamos complementarnos por que no hacerlo sería negarnos a la verdad de un Universo regido por la Ley donde toda causa tiene su efecto. Complementarnos, vincularnos es un acto de inclusión valiente y trascendente.
Que la intención sea empezar a vislumbrarnos en el otro. Que podamos romper nuestra semilla sin miedos, receptivos a una vibración que sin duda nos desestabilizara pero sera paso necesario para reencontrar el equilibrio perdido.
El otro, lo otro, maravillosa y misteriosa oltredad. El otro soy yo y el otro es distinto. Es imperdible oportunidad de dejar de fantasear con vínculos que reaseguran por ser complacientes espejos, por propiciar resguardadas comodidades. Aventurémosnos a intercambios que nos expandan por incluir aquello que, aunque en principio rechazamos, esta allí para que miremos, reconozcamos y trasmutemos.
Dentro y fuera tenemos la bendecida oportunidad de renovar y renovarnos. Volvamos a mirar con ojos abiertos y reconozcamos cuanto cristalizamos al otro sin dejar que del vínculo emerja la sabiduría de lo que necesita equilibrarse para liberarse y trascender.
Querer vincularnos, encontrarnos, no puede ser un deseo unilateral, es una invitación que nos propone andar sin caprichos impuestos por nuestra sesgada mirada.
La Luna Nueva se dio en oposición a Urano. Y en conjunción a Mercurio y Júpiter ya en Escorpio. Liberarnos de preconcebidos patrones vinculares es oportunidad única y bendecida. Seamos creativos. Comprendamos al dolor como habilitador de un proceso. Como parte necesaria. Si no nos gusta lo que vemos es por que resonamos y sobre todo por que tenemos el poder de transformarlo. Miremos, puede doler, sí. Pero hagámoslo. Y transformemos. Vinculémosnos sin restringidas expectativas. Estamos unidos por hilos invisibles y atemporales. Si no es hoy será mañana pero aquello que nos espejamos y que no nos gusta, esta emergiendo para que observemos, asumamos y trasmutemos. Dejemos de usar siempre el mismo traje. Es viejo y esta gastado. Quitémosnos viejos anteojos. La realidad esta llena de diferentes colores, de nuevas posibilidades de ser incluyendo aquello que creemos no es nuestro. Animémosnos a dar el salto de pensarnos y pensar al otro distinto. Tuvimos una año de experiencias vinculares que nos dejaron enseñanzas sobre la necesidad de repensar el vínculo en equilibrio. Usemos esa experiencia a favor y vayamos a fondo.
Que el otro nos lleve a terrenos inexplorados. Que podamos resignificar deseos individuales para descubrir propósitos juntos. Que sepamos que toda siembra tiene su debida cosecha. Que equilibremos para aceptar y renacer. El vínculo no tiene por que ser un lugar seguro, si así lo seguimos pensando solo será un espacio mortecino. Que el vínculo sea zona creativa y en movimiento. Que sea expansivo. Que nos acompañamos a atravesar la noche oscura. Para amanecer juntos. Y sepamos siempre que al final el amor que recibimos será igual al que hayamos podido dar.