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Venus entró a Escorpio


El 7 de noviembre, Venus hizo su entrada a la Constelación escorpiana, donde sabemos hay mucho sucediendo. Venus planeta que representa el equilibrio y la apertura, símbolo de una sensibilidad que como tal es vulnerable pero desprovista de temores, nos propone un tiempo de ir a fondo en lo vincular profundo.

Como sabemos en Escorpio están, también, el Sol y Júpiter. Son sin duda momentos intensos, que invitan a trabajar nuestro psiquismo. Es excelente momento para animaros a perder ese borde, esa muralla ficticia que creemos nos separa del otro, aceptemos la mezcla, entremos en fusión, pero para hacerlo es menester necesario soltar el control. La fusión no es aseguradora, es un acto de entrega, donde jamás seremos al final lo que fuimos al inicio. Es momento de vernos las caras con lo vulnerable que nos habita, y con la fuerza enorme que este aspecto proporciona si no insistimos en negarlo.

Pero vayamos simbolizando juntos siguiendo el viaje cíclico del zodiaco:

En su anterior viaje por Libra Venus nos propuso vivenciar una apertura sin miedo, un bienvenir "lo otro" en un encuentro que propiciaba descubrirse de a dos sin prevalencias. La tarea no fue fácil.

Ahora nos invita a ir aún más allá. Ya no bastará solo con abrirnos al encuentro buscando armonía. La propuesta es profundizar, aceptando la llegada de aquello que tememos, que consideramos oscuro y aún así seguir receptivos.

Si de arquetipos se trata "El Fantasma de la Opera" es narración ideal para acercarnos al profundo simbolismo que encarna esta posición. En la historia una mujer atraída por un sonido sublime desciende buscando al portador de ese tesoro, anhelado y temido con igual intensidad. Así belleza y horror se unen en la historia simbolizados en la tensión aparente entre un sonido potentemente bello y un rostro deformado.

Nosotros hoy aquí y ahora, en quien ponemos nuestros atributos mas temidos, juzgados, oscuros y que tesoros por así hacerlo no logramos descubrir perdiendonos en eternas tensiones y batallas redentoras?

Son tiempos de vínculos intensos, emocionalmente profundos, de meternos con la negrura del deseo, la nuestra y la del otro. De hacerlo sin negarnos para que nuestra identificación futura sea mas integrada y consciente.

Sin duda perderemos la enorme capacidad transformadora de esta posición, de este dejarnos atravesar, si no nos atrevemos a la entrega vincular.

En definitiva encontrar la belleza en el dolor, no necesariamente se reduce a la versión donde se disfruta de padecerlo, también se nos ofrece la posibilidad de ver amor y belleza donde otros solo reconocen huesos y podredumbres. Amor profundo por todas nuestras caras y las de los otros.

Bienvenidos a tiempos de intensidades vinculares que nos habilitan a llegar al fondo de nosotros para renacer transformados.

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