A Propósito y sincrónico a la unión anual entre Venus y Júpiter que esta vez sucede en Escorpio lo que acontece sólo una vez cada 12 años, siento tiempo propicio para hablar desde mi. Es momento de apertura para aquellos que portamos esta energias, momento de abrirnos y recibir, de sacar de dentro hacia fuera. Es momento de dejar de retener, no hay más esfuerzo que hacer, aquello que es se muestra.
Soy Venus en escorpio. Y no solo, soy Venus en Escorpio en unión partil a mi Sol y en casa VIII, casa correspondiente a esta energía, en fin se diría "there is no way out".
Cuando empecé a estudiar Astrología escuche mucho, y poco alentador, sobre esta posición, y aunque no me forme con maestros en astrología antigua ni tradicional, la travesía parecía un tormento. El viaje, la invitación, era seguramente abrirme a aquello que otros rechazaban. Pero parecía que la propuesta de equilibrio que Venus aporta no era aspiración de una Venus fuera de casa.
Explico: Venus rige al terrenal Tauro, signo opuesto complementario a Escorpio, y a Libra. Es decir si en estos signos se encuentra "en su casa" en Aries y Escorpio se siente exiliada, fuera de territorio.
Entonces Venus en Escorpio parecía no tener posibilidad de equilibrio, ni de paz. La Astrología tradicional vaticina sufrimiento, posibilidad de éxito amoroso vincular siempre frustrada. Otros maestros cuentan la historia llena de intensidad y de intercambio, y aunque no había predicciones, tampoco salida. Era un cuento con final amargo.
En mi crecía la necesidad de descubrir un para qué más amplio. Esta posición, la que hoy atraviesa Venus para todos, tenía que tener una vibración superadora, una función trascendida.
Era mi camino ser atraída por Dráculas hasta darme cuenta que eso que me atraía me habitaba inexorable? Seguramente si. Y luego?
Habría algo más? O solo podía ser "la novia de la muerte" y en todo caso que significa semejante arquetipo.
Por otra parte era cierto, mi sentido de belleza, aquello me atrajo, y lo que atraje, mi capacidad de escucha, todas atribuciones venusinas, siempre convocaron mucha intensidad, y con ello algunas escenas tumultuosas.
Que era danzar con la muerte? Que era abrirme a aquello que transmuta, muere y transforma?
Sin duda poco a poco fui encontrando, no sin dolores mediantes, que atravesar es la clave. Que traspasando situaciones de transmutación profunda, aparecía una paz, un equilibrio desconocido y vital, se revelaba un poder en mi que no tenía que ver con la acumulación ni con el control. El poder de entregar, de dar, de dejarme transformar. El poder que sobreviene del amor a mi sensibilidad, a mi vulnerabilidad, a abrirme allí donde otros cierran. No olvidemos Escorpio es signo de agua, el agua es emoción, sensibilidad y en Escorpio es de a dos que se confunden en uno.
Escorpio es energía, como Tauro es materia. Así abrirme a la exploración sobre la energía y su relación con la materia es un sendero ineludible que da sentido y provee equilibrio, comprender esta danza es parte de encarnar esta Venus.
Mi no aceptar vínculos que niegan. Saber de mi oscuridad y la del otro para juntos elevar, cambiar, dejar ir para iluminar. Y sobre todo para no juzgar es también parte, es un Norte al que no siempre alcanzo pero que se mantiene con férrea intención.
Así transitando vislumbro que el poder de la entrega de Venus en Escorpio es enorme. No es un como si. Y tampoco es un acto exaltado. Venus en Escorpio espera, sabe escuchar, sabe ver. Puede ser paciente. Venus en Escorpio se descubre en el dolor del otro, puede verlo, mirarlo, sentirlo, y a la vez saber que no es solo suyo. Aunque esto último no es tarea fácil. Puede fusionarse con el propósito de trascenderse y trascender. Y cuando es el momento soltar. Dependerá de nuestro nivel de consciencia, si lo hacemos con ansias de aquel poder mal entendido, de aquella manipulación que solo nos carga de energía mortecina, o si soltamos para morir y renacer. Saber del otro solo con fines manipuladores que nos resguarden no es poder, es solo control y miedo. Y es porción pequeña y reducida de aquello que esta posición puede darnos.
Venus en Escorpio se dice basta en lo viejo. Para volver a conectar con el enorme poder de transformarse y así hacerlo junto a otro.
De a poco la reconciliación aparece. Dentro de la situación más intensa la paz y la calma de conocer el propósito de lo vincular emerge. Venus es con otro. Venus en Escorpio es mutar de a dos. Hay vínculos que como Fénix se regeneran. Se reciclan mostrando colores y texturas que solo pueden verse después de atravesar tormentas. Hay otros que no y por lo tanto se despiden con agradecimiento y se honran. Sea lo que sea siempre soltar es aceptarse vulnerable.
Sabernos frágiles y no querer ocultarlo, ser vulnerables sin apariencias, no confundir poder con no tener grietas, amar la grieta porque allí reside la vitalidad del cambio y de la trascendencia.
Que tengamos todos viaje bueno, que la luz guíe, que no temamos al otro, que el otro soy yo, y que juntos vayamos más allá de la noche oscura por amar y acepar todas nuestras caras.