Ayer luego de 5 meses de retrogradación, Urano el Dios del Rayo, símbolo de cambios radicales, arrancó su viaje directo por la Constelación Ariana. Para finalmente hacer su entrada a Tauro en Mayo de este año marcando el ritmo de un cambio de era. Urano en Tauro nos pedirá cambiar la relación con la materia, con aquello que comemos, la relación con nuestro cuerpo y nuestro valor.
Pero aun le queda a Urano hacer trabajo en Aries.
Sigamos.
El Dios del Cielo y del Rayo, se ha despertado y con él la chispa creativa que habilita la liberación. El momento nos invita a aventurarnos mucho más allá de la forma conocida, a dar un salto al vacío sostenidos por el reconocimiento de nuestra necesidad de desapego.
Para ello será necesario comprender que renacer no es un acto a ciegas. Urano pide libertad, y para definirla será menester vibrar en verdadera congruencia y aceptación con la estructura total de lo que somos. Si así no lo hiciéramos podremos confundirnos con falsas rebeldías, con actos reactivos que con el tiempo perderán chispa y novedad. Pero no es la primera vez que Urano propone ir hacia adelante en este fogoso signo. De hecho se esta despidiendo dejándonos, en el mejor de los casos, más despiertos y por lo tanto algo más suektos y liberados.
Estos tiempos nos dispone una vez más a un cambio de dimensión, a invenciones, a instantes de soltar sin más procesos cargas viejas y obsoletas. El panorama del Cielo, su enorme estellium en Capricornio, nos habla de una energía que puede ayudar a construir los pasos para poder materializar nuestra creatividad. Así entregarla como legado. Mas allá de nuestra forma y de nuestro tiempo tiempo.
Bienvenidos a momentos de acciones que nos conecten a lo más pionero, genuino y creativo que tenemos para dar y a la potencia de construirlas.