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Qué simboliza La Luna en nuestra Carta Natal? Qué representa y como nos afectan los cambios lunares por signo y por fase?
La Luna es aquella función que nos hace fecundos y aptos para dar vida.
Es, a nivel simbólico, aquella sustancia capaz de repetirse tantas veces como para hacer crecer una forma nueva. Es líquido amniótico. Es refugio uterino mientras nos formamos.
También representa la forma, la textura, el color y la sensaciones que nos hacen sentir protegidos, en casa y a salvo. Es aquella peculiar manera en la que circulaba el afecto entre nuestra madre y nosotros. Es la manera en que aprendimos a querer y es la energía que nos completó cuando éramos niños.
Los humanos somos, entre los mamíferos, los que más tardamos en alcanzar la independencia. Necesitamos el tiempo de dos septenios completos para lo que otras razas hacen casi de manera súbita.
Ahora bien. Cuando crecemos la Luna puede acompañarnos dejando espacio, a que contactemos con otras energías que nos habitan y que estuvieron latentes en nosotros desde siempre esperando el momento propicio de florecer. Por que de eso se trata su sabiduría, de prodigar lo necesario para el crecimiento mientras somos pequeños y necesitados, como así también de saber detectar el momento de retirarse cuando ya no es más requerida.
Así la Luna puede ser aquel talento innato, aquella energía conocida que no necesitamos aprender, ni esforzarnos para expresar. Aquella conexión con lo que necesitamos en cada momento diferenciando hábitos de necesidades que cambian al ritmo de nuestras etapas evolutivas.
Los invito a pensar que la Luna rige tanto las mareas como nuestras emociones. Y sí de emociones hablamos no podemos dejar de mencionar nuestro enorme mundo inconsciente. Les propongo entonces reconocer que, como raza humana, nuestra inteligencia ancestral ligada a la necesidad de estar y sentirnos a salvo, gobierna fuerte y poderosamente nuestro inconsciente, nuestros actos reflejos y sobre todo nuestra forma de percibir el afuera. Cuando crecemos la posibilidad de expandirnos y explorarnos comienza y con ella la mirada recelosa de lo peligroso que es aquello que por desconocido dictaminamos amenazante.
Es aquí donde el don se vuelve detrimento. Donde en vez de dejar que la Luna se retire apelamos una y otra vez a convocar y emular su energía para volver a aquel supuesto edén de seguridades perdidas. Así armamos un mecanismo inconsciente, regresivo y sobre todo minimiza la expresión de nuestros talentos más maduros y conscientes.
Según el Signo y la Casa donde este en nuestro mapa natal nos generará un patrón, un mecanismo inconsciente, un modo de creernos a salvo que solo será un escapismo ilusorio que nos mantendrá creyéndonos aún necesitados de volver a aquellas seguridades intrauterinas primarias.
Les propongo abrir nuestra percepción. Ir más allá de lo seguro. Para adentrarnos con consciencia en lo que a cada uno de nosotros nos recree esa seguridad que es tan anhelada como paralizante de expansión y maduración emocional.
Se suben al viaje?
En los próximos posteos hablamos de cada Luna según cambie en el Cielo.