La Astrología es un lenguaje sagrado, como lo es el I Chin o la Kavala.
La astrología es una percepción que nos propone vivenciar el universo como unidad. Desde esta forma de registrar y habitar el Mundo, la astrología nos invita a percibir unido lo que antes creíamos que estaba separado. Es importante entender, no es un saber, no es información, no es un método de adivinación, es un percepción, una experiencia viva.
Hay dos principios básicos que componen el corazón de la Astrología:
1.Como es arriba, es abajo. Significa que los movimientos celestes tienen correspondencia con nuestros movimientos en la tierra. Existe una analogía entre un planeta en el cielo y lo que me sucede a mí en la tierra. Aquí volvemos al concepto perceptivo de la unidad: el cielo y la tierra no están separados. Somos parte del movimiento, no somos espectadores.
2.Como es adentro, es afuera. Nada de lo que nos sucede nos es ajeno. La astrología transforma nuestra percepción sobre los acontecimientos y deja atrás la creencia de que somos personas a las que nos pasan cosas. En realidad, somos lo que nos pasa, por lo tanto, el destino es la verdad de lo que somos. Entonces, podemos decir que lo que me pasa, que se manifiesta como escenas y vínculos, es un espejo de los procesos psíquicos internos.
Otra cosa muy interesante que aporta la astrología es la posibilidad de ver y de comprender los vínculos como puentes hacia nosotros mismos. Como mensajeros de esos lugares nuestros, para redescubrir, transitar y abrazar. Puentes a nuestra propia integridad.
La carta natal es una foto del cielo, una vibración que el Cielo movía, es cómo estaban alineados los planetas en el instante de nuestro nacimiento. Es la energía que necesita ser encarnada en la tierra en ese momento con algún misterioso y trascendido sentido. Esa vibración es el identikit energético que portamos. No dice qué nos va a pasar, sino cuáles son nuestras cualidades, potencialidades y lugares más sombríos.
La carta, nuestra carta, no es solo nuestra porque somos en vínculo, somos seres vinculares formando partes de infinitos sistemas. Podemos, a través de ella, ver todo nuestro entramado vincular y observar qué lugar vamos protagonizando en él. Concretamente, sirve como herramienta de autoconocimiento, como hoja de ruta a través de la cual podemos reconocer, aceptar y transformar lo que vamos siendo.
