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Luego de Capricornio, del momento de establecer metas reales y de disponernos a trabajar para concretarlas. Es tiempo ya de dar un salto infinitamente libertario.
Pero antes de hacerlo los invito a preguntarnos: Que parte nuestra priorizamos mientras planificábamos? Que meta intencionamos con el esfuerzo realizado?
Es menester volver a revisar bajo que identificación subimos la montaña capricorniana. Si hemos confundido el profundo sentido espiritual de Capricornio seguramente habremos mal entendido ego por propósito y deseo por esencia.
Capricornio nos había propuesto un viaje de ascenso que no fue más que un retorno a nuestro templo interno, allí donde conectamos con lo que vinimos a hacer, con esa tarea que nos trasciende y que de igual modo es menester emprender. Capricornio hace para si, y en ese hacer hace para sus sucesores. Hace más allá de su forma visible. Hace para ser esencial estructura para lo que vendrán.
Al caminar el comprometido camino con quienes somos y el plan mayor que tenemos, seguro nos hemos dado cuenta que no caminábamos solos. Que había otros junto a nosotros haciendo sus propios senderos de esfuerzos y compromisos personales. Que estos otros nunca estuvieron allí para inútiles comparaciones, cada cual tiene su propio sus propias piedras y sus logros. No están en su camino para que nos comparemos ni nos midamos con ellos. Pero algo intuimos fuerte, aunque el compromiso es un acto de independencia estamos todos llamados a liberarnos juntos y allí es donde aparece Acuario.
Acuario es saltar al más vital y creativo de los vacíos. Sin aparentes redes materiales que re-aseguren destinos imaginados por mentes que controlan temerosas. Acompañados por la estructura que construimos al descubrirnos más genuinos, con la enorme posibilidad que tuvimos, a través del camino esforzado que Capricornio propuso, de soltar falsas identidades. Saltar más allá de la materia, de la forma. Soltarnos hacia la pura energía, entregando a la red mi particularidad, recibiendo lo que otros tienen para dar. Circulando. Acuario es liberación pero no aquella que me despega de lo que "no me gusta", es liberación de nuestro prejuicio, juicio y criterio, de la esclavitud de nuestro sesgado sistema de creencias. Eso es Acuario estar más allá del pre-juicio, pero no por rebeldía negadora, por haber construido autoridad interna.
Acuario es reconocernos en el aire sostenidos por una vibratoria pluralidad, donde somos distintos y a la vez profundamente afines a todos los seres que iluminan con su dar la red de almas de la que somos parte.
Pero no olvidemos, esta llegada del Sol y también de Venus a Acuario no dan por terminada como siempre la temporada capricorniana. En Capricornio están pisando fuerte y contundentes dos grandes del Cielo, Saturno y Plutón. El 2018 está impreso con esta energía que pide sostener los cambios, trabajar en el compromiso, no habrá lugar para quienes queramos soñar más que comprometernos, no habrá posibilidad de no trasmutar las viejas estructuras, Plutón y Saturno juntos son manifestación concreta e ineludible. Sigamos paso a paso sin perder de vista la meta incluyendo al otro, abriéndonos a lo nuevo sin temor porque dentro de nosotros hay chispa divina, porque arriba nos hermana el Cielo.
Bienvenido Acuario y buen salto para tod@s!